El movimiento “zero waste” es una filosofía de vida que busca reducir al máximo los residuos que producimos para llevar una vida sostenible. En definitiva, trata de cambiar nuestro modelo de consumo enfocándonos en no generar residuos, supone replantearnos nuestra relación con los productos de consumo y para conseguirlo propone una serie de prácticas que cambiaran nuestro estilo de vida. Empieza por eliminar o suprimir los productos de un solo uso, la reutilización de productos usados dándoles una segunda vida, la separación de residuos reciclables de los que no lo son al desechar productos, etc.

El éxito del movimiento requiere apoyo administrativo. Canberra (Australia) junto con San Francisco fueron en 1995 las primeras en contar con una legislación que se planteaba llegar a no producir desechos en 2010.

En 2009, la activista Californiana Bea Jonhson empezó a compartir la experiencia de tratar de conseguir este objetivo en su hogar de cuatro miembros creando el blog Zero Waste Home que finalmente se convirtió en libro Zero Waste Home: The Ultimate Guide to Simplifying your Life by Reducing your Waste, convirtiéndose en un best seller traducido a 27 idiomas y como la propia autora nos dice, este libro “se trata de una guía práctica basada en la experiencia” son estrategias usadas por la autora con sus éxitos y fracasos para acercarse al objetivo propuesto.

La idea base es conseguir acercarnos a no producir residuos, va más allá del reciclaje (que también tiene sus costes), se trata de buscar aquellas alternativas de consumo que produzcan menos residuos y cuando se ha agotado esta vía, entonces recurrimos al reciclado. También lleva parejo una reducción del consumo, eliminando productos innecesarios.

La autora pone en práctica en su hogar el método de las 5R:

RECHAZAR lo que no necesitas

REDUCIR lo que necesitas

REUTILIZAR lo que consumes

RECICLAR lo que no puedes reutilizar

COMPOSTAR EL RESTO

El consumo consciente no solo para acercarnos al objetivo cero residuo, también porque las decisiones que tomamos en nuestro consumo diario son actos de apoyo o rechazo muy poderosos; no solo hacia el sistema político-económico que hay detrás de la producción y comercialización de cada producto de consumo, si no por lo que en sí constituye ese producto como contenedor de una huella de carbono determinada, en su historia (producción, transporte, almacenaje) y en su futuro (¿cómo se desecha cuando no lo necesitemos?)

Hace un tiempo descubrí mindfulness, y tener una conciencia plena me parece inseparable de mis acciones hacia la sostenibilidad. Cuando optamos por ser plenamente conscientes de nuestra vida, de nuestro presente y conectamos con la Naturaleza y el equilibrio…, no podemos ignorar nuestra huella ecológica.

Nuestra actividad cotidiana tiene que ser sostenible y no podemos ignorar que lo que no depende directamente de nosotros no lo sea. Es decir, como consumidora tengo una responsabilidad sobre todo lo que utilizo. He de tomar conciencia sobre mi huella ecológica para poder reducir los residuos de impacto medioambiental negativo. Yurena (Ecoblog Nonoa) nos explica en qué consiste el movimiento “residuo cero” y cuál es su razón de ser en este artículo.  

Quiero centrarme en los gestos cotidianos que solo requieren un “pequeño” cambio en nuestros hábitos y suman todos los días, empecemos a ser conscientes de lo que hay detrás de nuestro consumo habitual.

He encontrado este excelente blog que nos ayuda en la tarea de hacer que nuestra cesta de la compra sea sostenible. Y este otro de Recolectora para no morir en el intento.